La Alcazaba y el Castillo de Gibralfaro: historia viva entre murallas
- ritaalcalde
- 2 jun
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Si hay dos lugares que simbolizan la historia de Málaga y su pasado andalusí, son la Alcazaba y el Castillo de Gibralfaro. Estas dos fortalezas, están conectadas por una muralla serpenteante llamada la coracha, que protegía a los soldados que bajaban de una fortaleza a la otra.
Situadas en pleno centro de la ciudad y con vistas al mar, son una joya de la arquitectura islámica que ha sobrevivido al paso del tiempo y que aún hoy nos conecta con el pasado andalusí de la ciudad. ¿Conoces su historia?

La Alcazaba: elegancia andalusí con vistas al mar
Construida en el siglo XI por los hammudíes, la Alcazaba fue una fortaleza palaciega que protegía la ciudad y a sus gobernantes. Su arquitectura combina la función militar con la belleza de los patios interiores, fuentes y jardines, en un estilo que recuerda a la Alhambra.
Lo más sorprendente es que parte de su estructura reutiliza elementos romanos, como columnas y capiteles, visibles en varias zonas. Su diseño defensivo, con puertas en recodo y múltiples murallas, la hacía muy difícil de conquistar.
Hoy, recorrer la Alcazaba es viajar al pasado andalusí, disfrutar de las vistas al puerto y comprender cómo era la vida en la Málaga musulmana.
El Castillo de Gibralfaro: el guardián de la ciudad
Construido en el siglo XIV por el sultán nazarí Yusuf I para reforzar la defensa de la Alcazaba. Desde sus murallas se controlaban el puerto, el mar y los caminos de entrada a la ciudad.
Hoy en día, el castillo es uno de los mejores miradores de Málaga. Desde lo alto, puedes ver el centro histórico, la catedral, el puerto, las montañas… y si el día está claro, hasta la costa africana.
De dominio musulmán a conquista cristiana
En 1487, tras el asedio de Málaga por parte de los Reyes Católicos, la Alcazaba fue tomada y pasó a manos cristianas, el Castillo de Gibralfaro fue uno de los últimos bastiones musulmanes en caer ante los Reyes Católicos. Durante siglos, cayó en el olvido y fue usada con fines militares o como lugar de viviendas precarias, hasta que en el siglo XX comenzó un proceso de restauración y puesta en valor.
Una visita imprescindible e inolvidable
Para quienes hacen de Málaga su nuevo hogar, la Alcazaba y el Castillo de Gibralfaro no son solo un lugar turístico. Son parte del paisaje diario, un recordatorio de la riqueza cultural de esta ciudad y una oportunidad para redescubrir la historia… a la vuelta de la esquina. Es viajar en el tiempo. Sus vistas al puerto y a la ciudad, la conexión con el Teatro Romano a sus pies se convierten en una visita inolvidable.
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